Matemática de ficción

Cifras y letras, así como el conocido juego y programa de televisión, son el recurso empleado por el film “Más extraño que la ficción” para dar un toque de originalidad al argumento sobre el que gira la película. Números que se suman y se multiplican en la mente del protagonista, Harold Crick, como si de una calculadora se tratase convirtiéndose en algo habitual en su vida, una costumbre o rareza intrínseca difícil de despojar de su interior y que se convertirá en una manía compulsiva, crucial para que su vida cobre sentido como así puede comprobar el espectador. Destino o simplemente casualidad pero ese reloj que su muñeca lleva cada día será determinante en el transcurso de su día a día: su parada y posterior puesta en hora dos minutos más tarde determinarán su futuro.

El espectador comprenderá todo el embrollo matemático que gira por la cabeza de Harold a través de los recursos infográficos, claves en la transmisión de sus ideas. Infográficos que no pasan inadvertidos ya que desde el primer momento calculamos al mismo tiempo que le personaje las 38 veces verticales y las 38 horizontales que cepilla sus dientes, el minuto exacto en el que sale de casa, los pasos que da de camino al trabajo, e incluso el número de rayas del paso de cebra o cuántos mordiscos le da a esa manzana que cada mañana desayuna rápidamente antes de llegar a su otra rutina, la laboral.

Todo ello a través de infográficos que entre ficción y realidad sitúan al espectador en su rutina diaria y que se irán evaporando a medida que el protagonista olvida sus miedos y obsesiones hasta que realmente comienza a vivir su propia vida en el instante en el que se enamora de una desafiadora panadera que le hará comprender que no todo son cálculos. De este modo, a medida que sucumbe a la tentación del amor e inicia su camino en busca de esa “temible” voz que cada día narra lo que inexplicablemente le va a ocurrir, los infográficos comienzan a desaparecer hasta llegar a una “exitosa” escritora casi permaneciente en el olvido que ya ha escrito su final.

La infografía del inicio juega un papel esencial para exponer la personalidad del personaje en cuestión: Harold un contable amargado que llega a resultados de multiplicaciones y operaciones complejas en un abrir y cerrar de ojos. Una infografía que pone de manifiesto su modo de vivir así como sus preocupaciones y que lo encasillan en una forma de vida POR y PARA su trabajo sin que aparezcan a sus alrededor ni un solo amigo o familiar que le hagan olvidar los números. En este caso estas imágenes casi de ciencia ficción sirven para establecer el hilo del argumento hasta desaparecer a medida que avanza la película, como si de una obsesión se tratara.

Julia Fontenla Pedreira